Día 2: Martes santo de 2025

Pedro niega a Cristo 3 veces

Este día se llama el martes de controversia, porque este día ocurrieron o se conmemoran hechos complejos. Como recordarás, ayer te dije que desde la escena de la unción de los pies de Cristo por María de Betania y lo que ocurrió con Judas, una semilla de animadversión se sembró en la mente de Judas Iscariote. Los detalles de esto los profundizaremos mañana que es cuando se completa la traición. Sin embargo, hay que traerlo a colación porque en el día de hoy, el Señor anuncia que uno de los suyos es quién lo va a entregar, pero más importante que eso, Cristo lo sabe de antemano. 

Pero veamos primero la capa más superficial y evidente de la escena. Cristo dice: "Uno de ustedes me va a entregar" y la reacción de los discípulos es la esperable, sorpresa y molestia. Uno de los evangelios dice que los discípulos se preguntaban: Seré yo? Seré yo?... Esto es maravilloso porque significa que los discípulos pensaban que la muerte de Jesús sería mucho después, y conscientes como eran de su condición humana, sabían que no podía tener una seguridad completa de que no iban a cometer una atrocidad semejante. Esta actitud es muy sana. 

Pero de estas reacciones la más interesante es la de Simón-Pedro quién como sabes representa la fe: Pedro le dijo que él seguiría a Cristo a la cárcel o a la muerte, a donde fuera. Cristo le dijo que lo negaría tres veces como de hecho pasó. 

Cuando hablamos de Fe debemos entender que se trata de una confianza natural hacia Dios, pero no es una fe en nuestro propio ego. Cuando tenemos una fe en nuestro ego siempre nos defrauda porque el ego está hecho de estados que son variables: no podemos tener fe en nuestro cuerpo porque a menudo enferma, envejece y muere; no podemos tener fe en nuestras emociones y pensamientos porque estos fluctúan con el tiempo, todo el tiempo. 

Es curioso que la fe cuando está mal ubicada termina siempre negando a Cristo.

Pedro creía en él, en sus propias capacidades, en su amor por Cristo —que era sincero, por cierto—, en su propia valentía ante los desafíos inminentes, y por eso falló. Si su fe hubiese estado en Dios, en el que Él estaba en control a pesar de las situaciones externas tan extremas, no habría fallado, habría sufrido sin duda, pero no habría fallado. 

Cristo sí tenía esta fe en Dios, que como digo no significa que todo va a ser fácil, agradable y divertido, como lo demuestra luego su oración en Getsemaní. Él sabía que la voluntad de Dios tenía que cumplirse, que las cosas tenían que ser como fueron y por eso a Pedro lo llama Satanás (El adversario) por intentar obstaculizar el camino de la cruz, en donde se se ejecutaría el drama cósmico de la muerte y resurrección del Alma Cósmica. 

Y aquí es donde entra Judas, quien es el símbolo de la vida, el instinto de supervivencia, escorpio, la casa VIII del Zodiaco interno del maestro... La vida biológica qué nos empuja al mundo y nos hace traicionar al Cristo dentro de nosotros. 

Al dejar ir a Judas, al permitir que saliera del cenáculo a hacer lo que debía hacer, Cristo acepta que tiene que dejar ir su propio instinto de supervivencia para poder cumplir con la misión que le encargó el Padre. Sino, instintivamente podría desatar muerte y destrucción en contra de sus torturadores, porque poseía un gran poder. Todo esto lo hizo solo con la fe en la promesa de que en el tercer día, el Padre lo levantaría de nuevo. 

Creo que la mayor controversia aquí es que Pedro, sin saberlo, trató de alejar a Cristo de su misión, y Judas, sin saberlo, lo acercó a su cumplimiento. 

De verdad que los caminos del Eterno son misteriosos. Alabado sea Ha-Shem.